Hola amig@s!
He aquí una transcripción de una de las sesiones de Diálogos Filosóficos realizado con un grupo de unas quince personas. Suele ser uno de los primeros temas que se abordan en este taller, pues permite elaborar un mapa de cuáles son los intereses principales del grupo para después moverse por ahí. Es, además, una de las cuestiones cruciales que conviene plantearse al menos una vez en la vida. ¿Qué estoy buscando? en el caso de que sea así.
Recordar que las ideas y opiniones que aquí se presentan no pretenden convencer ni demostrar nada a nadie. Tratamos de rescatar nuestro propio saber, el de la gente de la calle, como se suele decir (a veces en tono despectivo), sin pretender ser filosóficamente correctos, ni caer en el academicismo ni la erudición. Buscamos reflexionar, dialogar, aprender, compartir e intercambiar como una actividad en sí misma. Tampoco pretendemos llegar a conclusiones, más bien pactamos puntos de referencia para el propio pensar. Si la respuesta es una puerta que encierra, la pregunta es una ventana que se abre, y lo que queremos es mirar por ella, quizá para vernos ahí fuera.
[En cursiva aparecen las respuestas de lxs participantes]
LA BÚSQUEDA
“A menudo uno encuentra su camino en el camino que coge para evitarlo”
(proverbio oriental)
¿Qué es lo que busco en la vida?
Tal parece ser una de las preguntas fundamentales que amanecen en el ser humano el día que empieza a tomar conciencia de sí mismo. Pero, ¿cuál es el motivo de nuestra búsqueda? ¿Es algo inherente a la naturaleza humana?
¿Qué buscamos?
Esta búsqueda se puede tornar extenuante y fatigosa si tan sólo hemos llegado a concluir que buscamos, sí, pero no sabemos el qué.
Conocerse a uno mismo, la Verdad, la Sabiduría, el Sentido de la vida, la Felicidad (esto lo podrían suscribir los estoicos y en cierto modo el budismo), el Amor, a Dios (plenitud), la Realización….
Esto pertenecería a un tipo de búsqueda que podríamos calificar de interior, o más profunda, que sería la más propiamente filosófica. Sin embargo, los caminos por los que transitamos para llegar ahí son muy dispares y variopintos, y muchas veces confundimos la búsqueda interior, aquella que realmente nos mueve a hacer las cosas, motivada por nuestros anhelos más profundos, con una caótica búsqueda exterior-en el sentido de que muchas veces vamos dando palos de ciego, haciendo ora esto ora lo otro, yendo de aquí para allá sin saber muy bien por qué-.
Exteriormente, parece ser que lo que buscamos es:
Dinero, Poder, Fama, Seguridad (física, psicológica), Prestigio, Experiencias (en forma de viajes, vida social, diversión, etc.)
Pero, ¿es esto lo que realmente buscamos?
Es notable observar que el dinero, el poder, la fama, etc. no tienen valor en sí mismo, sino que los buscamos porque con ello conseguiremos una tercera cosa
Hay veces que la búsqueda exterior es el camino hacia lo que buscamos interiormente, pero siempre que tengamos claro qué sea eso que buscamos. El buscar aprendizajes para conocernos a nosotros mismos puede ser un buen ejemplo en la que la búsqueda externa e interna se armonizan.
Sin embargo, podría ser que el objeto de nuestra búsqueda se difumine con la propia búsqueda. El dicho popular “no busques, encuentra” sería un buen ejemplo. Séneca diría, relacionado con la felicidad: “La felicidad es no buscarla”. La búsqueda sería, paradójicamente, el camino que nos alejaría de aquello que buscamos, en nuestra ignorancia de que ya tenemos todo lo que buscamos en nuestro interior.
La búsqueda como aquello que se busca. Dicen que lo importante no es la meta, sino el camino recorrido para alcanzarla. ¿Es la vida una búsqueda en sí misma, cuyo objeto es tan sólo una excusa para establecer una dirección?
“¿Quién la sigue la consigue?” Cuando no encontramos lo que buscamos, ¿hay que insistir hasta lograrlo, o es mejor replantearse el motivo y el objeto de nuestra búsqueda? ¿O no lo encontramos tan sólo para que nosotros mismos nos replanteemos si es eso lo que buscamos realmente y, una vez aclarado esto, lo encontraremos si realmente era eso?
“La periferia a la dispersión está condenada. Se diría que conoce el camino y, sin embargo, lo evita. Cuentan que Tagore pasó la vida buscando la casa de Dios y que un día, inmerso-o emergiendo- de un poema, la vio. Cuentan que Tagore, plenamente satisfecho, se dio entonces la vuelta y la evitó. Que su canto era un rodeo, un peregrinaje eterno, para ser todo lo que hubiera alrededor de Dios. Que acaso sean así los alientos de quienes ya saben a dónde van a ir a parar pero que, como los ríos, se toman su tiempo de llegar al mar, como si con cada meandro insinuaran, entre ingenuos y humorísticos, que se podrían desviar. Como si fuera posible no llegar al mar. “Que mis meandros sean poemas, lienzos mis cascadas, versos incontenibles los salmones que se empeñan en retornar, que mientras no llegue mi hora de unirme al gran misterio, pueda yo ser río y no recto como un puñal” Marcos Xabalarder
El deseo fundamental de todo ser humano es ser feliz y no sufrir- Buda (lo que pasa es que nos confundimos muchas veces en qué es la felicidad, y muchas veces la buscamos justamente en aquellos lugares que más nos alejan de ella- Por ejemplo, confundimos placer con felicidad).
Estudios, cursos, talleres, viajes, parejas, amigos, conciertos, y un sinfín de cosas más nos hacen ir de aquí para allá como una peonza en manos de un niño, siempre buscando nuevas experiencias, siempre queriendo cosas para tener hoy o el día de mañana, siempre anhelando encontrar a aquella persona que nos hará sentirnos especiales, o nos enseñará o mostrará algo jamás imaginado. Sea como fuere, siempre buscando, buscando, pero ¿buscando qué? ¿Qué es lo que nos mueve realmente en el fondo para andar siempre tan ávidos de experiencias? ¿Buscamos algo o no buscamos nada? ¿Buscamos sabiduría para así semejarnos a los dioses o hacernos uno con el Creador? ¿Buscamos ser felices? ¿Cómo? ¿A través de los placeres? ¿de evitar el dolor y el rechazo? ¿de sentirnos partes de algo o de alguien, de un grupo, de una pareja, de una bandera?
Y, tú, ¿qué opinas? ¿te resuena algo de todo esto?
¿Por qué buscamos?
–Porque nos sentimos incompletos, en la ignorancia de que somos todos parte de una misma energía o mente universal (Dios, Tao, Vida, Conciencia, etc.)
–Porque es nuestra naturaleza. Schopenhauer, en su distinción entre el mundo como voluntad y representación, habla de la primera como deseo ciego que nunca se apaga. Ésta es la esencia del hombre, una búsqueda incesante que siempre nos dejará insatisfechos, pues es inagotable, nunca se contenta. Siempre quiere más. En este contexto, la búsqueda sería algo inherente a nuestra naturaleza humana, y haría de ella un continuo sufrimiento.
Ideas tras la sesión (conclusiones no concluyentes)
El buscar es encontrar ya algo.
Buscamos conocimiento, saber cosas.
Yo sé que busco, pero me pregunto qué estoy dispuest@ a dar por lo que busco (¿es sincera mi búsqueda?)
Mi búsqueda es espontánea o está diseñada? En el segundo caso, desde dónde se diseña? Esto entronca con la cuestión de ¿cómo busco? Con la razón, con el sentimiento…
Buscamos felicidad
La búsqueda es fundamentalmente la búsqueda de Dios
Buscamos porque es nuestra naturaleza, esto parece que lo acepta todo el mundo, pero cuando encuentro lo que busco, se pregunta: ¿cesa entonces la búsqueda? No, se responde, entonces se busca profundizar en ello, pues las cosas no se agotan
¿La búsqueda se circunscribe a uno mismo?. ¿La búsqueda interior necesita de la soledad? Se puede buscar con un compañero o compañera, pero hay un punto en el que la búsqueda es “personal e intransferible”-como dice en las tarjetas de crédito-, o no? ¿Implica esta búsqueda interna, acompañada de soledad, que en cierto modo tenemos que ser un poco egoístas? ¿Es un egoísmo altruista-en el sentido de para ayudar a los demás primero tengo que estar bien- o es un egoísmo a secas en el que lo que me rodea no me importa tanto como mi propio camino?
Se dice que si tengo que aceptar la situación del mundo y el sufrimiento que hay en él, no podría aguantarlo. Se dice que el mandamiento “ amarás al prójimo como a ti mismo” es algo imposible de cumplir.
¿Es así?
Lo que buscamos en la vida depende de las circunstancias- Yo soy yo y mis circunstancias, que decía Ortega-, de la edad, de la sociedad en la que vivo. Pero, esto, ¿a qué tipo de búsqueda se refiere? Hablamos de una búsqueda interna y otra externa, ¿la primera también sufre modificaciones en función de las circunstancias?
El nivel de intensidad de la búsqueda, tanto interna como externa- ¿depende de la educación recibida?. Las inquietudes no son las mismas para el que no tiene educación que para el que si la tiene. Pero, ¿no hay una búsqueda igual de profunda aunque quizá manifestada o expresada más torpemente?
Aceptando que hay una búsqueda externa y otra interna, ¿cuál viene primero?
La interna es quizá más importante-se dice que incluso es un deber que tenemos como seres humanos-, pero en función del contexto, la búsqueda externa fundamental, esto es, la supervivencia, está primero. El filósofo tiene el estómago lleno. La búsqueda en primer término es la del animal-supervivencia- y nosotros antes que nada somos animales.
Pero, entonces, ¿qué pasa con los ascetas o los místicos de la India, por ejemplo, que rechazan lo material para poder andar la senda espiritual con menos obstáculos?
La búsqueda fundamental y que durante todos los tiempos es la que se ha buscado es la de lo absoluto. (¿buscamos entonces porque nos sentimos incompletos?)
“La mente es una lámpara que ilumina, no una vasija que rellenar” Buda