El psicólogo V. Frankl dijo que en los campos de concentración de la Alemania nazi no sobrevivían los más fuertes, tampoco los más jóvenes, sino que soportaron mejor la barbarie los que tenían el convencimiento de que había un sentido en sus vidas.
Ahora bien, esto puede parecer un tanto abstracto, pues en primer lugar ¿qué queremos decir con sentido? Aclarar esta cuestión puede sernos de utilidad a la hora de integrarla en nuestra cotidianidad.
He aquí tres posibles acepciones que a mí se me ocurren cuando hablamos del sentido de la vida.
-Sentido como SIGNIFICADO: En este punto se trataría de hallar una explicación al papel que estoy desarrollando en la vida, si éste tiene alguna importancia para alguien, si estoy trabajando con vistas a un fin, personal, colectivo, planetario o, de lo contrario, si considero que mi vida no tiene ninguna explicación ni aporta nada al mundo.
-Sentido como aquello que se SIENTE: En este caso se trataría de conectar con aquello que sentimos en lo profundo de nosotros mismos, dando importancia también a su lenguaje, al sentir, a la intuición, a lo que se me revela en sueños. ¿Qué quiero hacer? ¿con quién? ¿Dónde? ¿Qué siento al respecto? ¿Qué obstáculos me impiden estar en contacto con lo que siento, o por qué no estoy desarrollando plenamente lo que siento?
Y ver qué se esconde ahí. Pueden haber muchas emociones, pero en lo profundo hay un solo sentimiento. Es la voz interior (el daimon, el guía interno), siempre honesta con lo que quiere (otra cosa es que la escuchemos).
-Sentido entendido como DIRECCIÓN: El enfoque, el rumbo, el destino hacia el que nos queremos dirigir. Hay que hacerse una imagen clara del objetivo hacia el que queremos encaminar nuestra vida: si al dinero, al reconocimiento social, al tener una familia, etc. ¿en qué aspectos me sentiría realizado como ser humano? Como decía Juan Li, “empecemos por el resultado”. Una imagen clara de lo que quiero en la vida a nivel general. Piensa no sólo en mañana o la semana que viene, visualízate cómo quieres estar dentro de 20 o 30 años, o los que sean. ¿Estoy yendo en la dirección adecuada para mi objetivo o propósito (dharma) vital? ¿Qué puedo hacer para reorientarlo, en caso de no ser así? Es importante no perder de vista el presente pero, para no perdernos en el océano, nuestro barco necesita seguir una dirección, que ya se encargarán los vientos de alejarnos de nuestro objetivo.
¿Qué aporto a la vida? ¿Por qué es importante que exista? ¿Qué sé hacer yo que no sepan los demás?
Por otro lado, si aceptamos la continuidad de la conciencia más allá de la vida corpórea, lo que igualaría el conocimiento a un acto de recordar (ver el Menón de Platón), podríamos preguntarnos si los sucesos que experimento en esta vida tienen que ver con aprender ciertas cosas, con realizar determinadas tareas, personales, familiares, etc.
¿tiene mi vida alguna relación con algo que vaya más allá de mi mismo?
¿Podría poner en palabras cuál es mi misión en la vida?
O, más concreto, ¿qué sentido (significado, sentimiento, dirección- hacia dónde me conduce-) tiene esta relación o acontecimiento particular en mi vida? ¿tiene alguno? Esclarecerlo puede ser de mucha utilidad para verlo con cierta distancia y, por tanto, con mayor amplitud.
De esta forma, se me ocurre que vivir con SENTIDO es vivir alineado en estos tres niveles: El PENSAMIENTO, el SENTIMIENTO, y la ACCIÓN. En una palabra: COHERENCIA. O, al menos, caminar en este Sentido.
Dichos niveles están representados en la tradición china por los tres centros energéticos principales del ser humano: El Dantian inferior (detrás del ombligo), el Dantian medio (en el centro del pecho), y el Dantian superior (en el centro del cráneo). Así que este sentido del que hablamos no es algo desligado del cuerpo, no es una cuestión meramente teórica. Abarca la totalidad del ser.
«Uno puede hacer lo que quiera en la vida, pero no puede querer lo que quiera» Schopenhauer
Nadie puede decirte cuál es el sentido de la vida. Cada uno debe encontrar el propio, y expresarlo en toda su autenticidad.
Ejercicio Práctico
Siéntate cómodamente y toma conciencia de tu respiración. No cambies nada, tan sólo observa. Trata de sentir en la medida de lo posible el cuerpo internamente.
Con la atención puesta en el interior, pregúntate: ¿Tiene mi vida un sentido? Tan sólo escucha la respuesta, trata de no responder automáticamente desde la mente racional. Sé honest@ contigo mism@. ¿Qué siento al respecto? ¿Qué significa ese sentimiento para mi? ¿Hacia dónde me conduce? ¿Hay coherencia entre lo que siento, pienso y hago? De no ser así, ¿Dónde está el «error», dónde el conflicto, dónde lo más veraz?
Si quieres, puedes probar de enfocar estas preguntas en un fenómeno concreto (una relación, un acontecimiento).
Lo primero es ver lo que hay. Aceptarlo. Y después, en todo caso, ver cómo se puede redirigir, reorientar, explorar, ahondar, etc. en caso de ser necesario.
¡Que este simple ejercicio pueda ayudarte!
Y si tienes cualquier duda, contacta conmigo sin compromiso escribiendo un email a elcuerpofilosofico@gmail.com.
Lo que has escrito ayuda para aclararse un poco en la cuestión, normalmente no nos paramos a pensar en ella, vamos viviendo y ya está, o tenemos una sensación difusa o una brújula oculta que nos empuja en una dirección, a hacer ciertas cosas,,pero a lo mejor no sabemos desarrollar todo nuestro potencial para realizarnos plenamente, por no hacerlo de manera consciente. .Gracias por estimularnos a la reflexión..
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Gracias a ti Ana, y espero que te pueda ser de alguna utilidad. De lo que se trata es de ir tomando conciencia para ir desvelando la propia autenticidad, pero también hay que ser pacientes. Lo importante es saber hacia dónde dirigimos nuestros pasos. El ritmo lo marca cada uno.
Por cierto, me resulta interesante la expresión «vivir y ya está», como si pudiéramos hacer otra cosa que no sea vivir! Entiendo que te refieres a vivir sin cuestionarse la propia vida, pero la expresión es digna de ser analizada!:)
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«Una vida sin examen no vale la pena vivirla».Platón (Apología de Sócrates)
Saludos
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Por fín me he atrevido a leer la reflexión sobre el sentido de la vida!!! confieso que me da auténtico terror estos temas, pero me reconozco una cierta valentía al plasmarlo aquí en un blog dónde si bien es cierto hay una cierta comodidad porque no nos vemos cara a cara, si no deja de ser una confesión algo atrevida pero no hago igualmente.
Otra cosa es hacer el ejercicio, no quiero ni pensar en las posibles respuestas por como pensadas que éstas sean. No obstante en otro momento en que esté en otras circunstancias lo haré, en el fondo no creo que sea una persona tan poco valiente como me considero a priori
Gracias por estas inciativas que nos invitan al desarrollo personal sea cual sea el resultado
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Hola Nuria! Gracias por el comentario. Creo que tienes mucha valentía al expresarte de este modo, pues de lo contrario posiblemente ni te hubieras molestado en escribir. Conocer nuestras debilidades (miedos, temores, etc.) puede constituir una gran fortaleza, siempre que no les demos la espalda y tratemos de relacionarnos con ellas.
Por cierto, ¿por qué te asusta la idea de hacer el ejercicio? ¿qué podría pasar?
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me sirvio mucho gracias .l.
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