«Un viejo amerindio estaba hablando con su nieto.
Le decía: Me siento como si tuviera dos lobos peleando en mi corazón. Uno de los dos es un lobo enojado, violento y vengador. El otro está lleno de compasión.
El nieto preguntó: Abuelo, dime, ¿cuál de los dos lobos ganará la pelea en tu corazón?
El abuelo contestó: Aquél que yo alimente».
Del Libro de los Cuentos