La Medusa

La medusa tiene serpientes por pelo y su mirada petrifica sempiternamente. Simbólicamente, se me ocurre que este monstruo mitológico es el miedo que paraliza, petrifica, bloquea. El consejo: no mirarla directamente a los ojos, evitar su mirada definitiva.

Sin embargo, también hay quien dice que es importante enfrentar el miedo, ponerle cara y ojos, escuchar lo que tiene que decir, dialogar con él, ver qué se esconde detrás suyo para poder librarse de él. Que valiente no es quien no teme nada (ese es un temerario) sino quien tiene miedo pero no se deja encerrar por él, es consciente  de su debilidad pero ello no le impide moverse.

Entonces ¿conviene mirar a la medusa a los ojos? ¿O se trata más bien de saber cuáles son tus medusas, ser conscientes de los cantos que las atraen, y tratar de evitarlos? Una cosa es enfrentar tus miedos, otra bien diferente es ir a buscar aquello que te da miedo. Pero, entonces, ¿puede superarse ese miedo?

Hay quien recomienda que hay que hacer precisamente aquello que te da miedo para poder superarlo.

Quizá la imagen de la medusa no sea la mejor para simbolizar al miedo. El miedo puede ser paralizante, sí, igual que la medusa. Pero qué hagamos frente a ellos podría marcar la diferencia.

O quizá la medusa sean tus pensamientos más infundados y catastróficos de que eres capaz, la exageración más fantasiosa de los males que pueden cernirse sobre ti, lo peor que pueda pasarte. Si eso es la medusa, sí, mejor tuerce la mirada en otra dirección. Nunca nada es como pensamos, es algo que he leído recientemente y que cada vez voy percibiendo con mayor claridad. Nada es como pensamos. Enfoca tus pensamientos en otra dirección, cuanto mas creativa y constructiva, mejor. Si no la miras, la medusa no tiene poder sobre ti.