…en ocasiones, la belleza descansa en la naturaleza irrepetible y única de lo efímero. Quizá la belleza de la flor, como la de la juventud, sea precisamente su impermanencia. Si esto fuera así, podría ser que aquello que hace que algo sea bello sea también la causa de nuestro sufrimiento: su ser caduco.

Sólo el árbol de la sabiduría es de hoja perenne.

La nostalgia es el hilo invisible que nos conecta a aquél momento en que percibimos realmente la existencia de algo verdadero, esencial. Hay belleza en la nostalgia, quizá también cierto sufrimiento.

Es necesario desembotar nuestros sentidos, tan saturados, tan estimulados, y afinar la mirada poética. Con ella, quizá podamos transformar nuestro sufrimiento en una obra de arte…