Biblioterapia

Uno de los muchos beneficios de la lectura es que, en ocasiones, además de entretenernos e instruirnos, también puede servirnos de inspiración en momentos de crisis, confusión, duda, flaqueza o debilidad por los que todos pasamos, en mayor o menor grado, en algún punto de nuestra vida.

Así que un buen ejercicio filosófico puede ser el de tener una libreta (o una carpeta en el ordenador, para quien le sea más cómodo) en donde ir apuntando frases, ideas , sentencias, poemas, aforismos, etc., que hemos podido ir cosechando tras el cultivo lector, y que nos pueden servir para recordar aquello que nos da fuerza, nos centra, nos nutre.

No se trata de una autoayuda barata de «piensa en positivo». Es la expresión de nuestras intuiciones profundas, de nuestros anhelos íntimos, de nuestra sabiduría desnuda, que sólo aceptamos porque algo dentro nuestro reconoce el sabor de su verdad.

Biblioterapia es un nombre que se le da a esta práctica que también puede llamarse de otra manera. Eso no es lo importante.

Parece ser que Nelson Mandela, en sus momentos de dificultad en prisión, recurría a este poema de Ernest Henley (1849-1903) para erguirse por encima de las circunstancias. No es poco. El título del poema da nombre a la película que se hizo posteriormente basada en el líder sudafricano.

 

INVICTUS

Más allá de la noche que me cubre

negra como el abismo insondable,

doy gracias a los dioses que pudieran existir

por mi alma invicta.

En las azarosas garras de las circunstancias

nunca me he lamentado ni he pestañeado.-

Sometido a los golpes del destino

mi cabeza está ensangrentada, pero erguida.

Más allá de este lugar de cólera y lágrimas

donde yace el horror de la sombra,

la amenaza de los años

me encuentra, y me encontrará, sin miedo.

No importa cuán estrecho sea el portal,

cuán cargada de castigos la sentencia,

soy el amo de mi destino:

soy el capitán de mi alma.

-Henley-