¿Cómo estás? o los matices de la interioridad

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¿Cómo estás?
Ante esta pregunta, muchas veces nos quedamos en la superficie del «bien» o «mal». Y si bien es cierto que si te encuentras a alguien por la calle y te hace esta pregunta, tampoco te vas a extender una hora como si estuvieras en una sesión de terapia, sí es importante tomar consciencia del amplio espectro que puede abarcar nuestro mundo interno, de los tonos principales de nuestro cuadro emocional, de las diferentes sensaciones que nos llevarían a usar una palabra y no otra.

¿Cómo diferenciar el sentimiento de soledad del aburrimiento? ¿Es lo mismo sentirse inferior que insignificante? ¿Equivale el sentirse sensible a ser vulnerable? ¿Que frontera hay entre la impotencia y la frustración? ¿Es posible sentirse avergonzado y esperanzado a la vez? ¿Qué color resultaría? Los matices podrían extenderse casi ad infinitum.

En el trabajo de auto conocimiento, de crecimiento personal, de gestión emocional o como le quieras llamar, es fundamental abrirse a lo que se siente, profundizar en ello, sin necesidad de verse arrastrado por ello, pero nunca reprimiéndolo o negándolo.
Este esquema, que es uno de entre los muchos posibles -hay quienes no colocarían la felicidad al mismo nivel que la tristeza, por ejemplo, pues diferencian sentimientos o estados de ánimo de emociones-, nos puede servir como un mapa para la auto indagación.

El sólo hecho de hacerse esta pregunta te acerca a ti. La respuesta puede no venir de inmediato y, en realidad, conviene respirar un poco antes de expresarla, para que no se convierta en algo únicamente mental.

Y, hoy, ¿Cómo estás? ¿Igual que ayer? ¿o hay algo diferente? ¿Qué sentimientos mueven el fondo de tu océano, qué emociones planean en la superficie?

No hay emociones buenas o malas. Las hay agradables o desagradables, pero si están ahí es porque están diciendo algo. Cada una de las emociones que tenemos guarda un mensaje, nos habla de nosotros, de nuestros valores, de nuestras creencias, de cómo interpretamos la realidad, de nuestras expectativas. Nos hablan del pasado, de cuentas pendientes, de conclusiones que hicimos sobre algo.

En la sociedad actual, existe por lo general la creencia errónea de que es malo estar triste, o que no debemos enfadarnos, que no hay que tener miedo, por ejemplo. Sin embargo, el problema con las emociones no es sentir esto o lo otro, sino que éstas se bloqueen, que no las sintamos nunca o que siempre sintamos lo mismo, como si nos hubiéramos quedado fijados.

¿Es mala la tristeza? ¿por qué? ¿Qué entendemos por mala? ¿no nos puede ayudar a profundizar en nosotros, a invitarnos a pasar más tiempo en contacto con nosotros, por ejemplo, o a limpiarnos energéticamente a través de las lágrimas?

Y, si , puede no ser muy recomendable andar enfadados todo el día por ahí, pero desconectar de la ira también nos quita fuerzas para marcar límites, para decir no, para confiar en nuestras fuerzas.

Cada emoción guarda un mensaje.

Si llevas mucho tiempo sintiéndote igual quizá haya algo que tengas que revisar. Una vez más, los niños enseñan. En una misma hora puede llorar, reír, patalear y dormirse plácidamente. Transita las emociones, las vive y, al hacerlo, las culmina, antes de pasar a otra cosa.

Y hoy, ¿cómo estás?.

 

2 comentarios sobre “¿Cómo estás? o los matices de la interioridad

  1. Gran artículo Pablo. Gracias por compartirlo. Considero que a partir de ahora ya no contestaré de forma automática sino que mi “ratón” se pondrá a trabajar y me ayudará a dar una respuesta más acertada que un simple BIEN.

    GRACIAS NUEVAMENTE.

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