TAI CHI Y CHI KUNG: CONTEXTO, PRINCIPIOS Y TIPOS

Uno de los aspectos positivos del hecho de que el conocimiento de tradiciones milenarias se esté abriendo a escala global es que cada vez son más las personas que tienen acceso a prácticas antaño reservadas a unos pocos escogidos. Hoy en día no es extraño, por ejemplo, encontrar a personas de todas las edades y de todos los rincones del planeta realizando ejercicios de tai chi o de chi kung en los parques, en los gimnasios, centros terapéuticos, centros cívicos, etc.

Con esta apertura se corre el riesgo paralelamente de que estos mismos conocimientos se desvirtúen o se conozcan de forma meramente superficial. Y, si bien es cierto que es algo positivo y necesario que el conocimiento se adapte a los tiempos y a las personas que lo practican, también lo es que no hay que perder de vista las raíces que sostienen el árbol, saber de dónde proceden y cómo se practicaban en su origen.

Contexto  del tai ji quan y del qi gong[1]:

El qi gong es una práctica mucho más antigua que la del tai ji quan. Éste último nace aproximadamente en el siglo XIV, mientras que las primeras referencias escritas que tenemos  respecto a lo que hoy conocemos como qi gong datan del 2600 a.C aproximadamente[2]. Sobre ello volveremos más adelante. Sin embargo, resaltar que ambas se insertan dentro de un mismo contexto, en el que hay una concepción básicamente energética tanto del cosmos como del ser humano. El ser humano sería, en este sentido, un micro-cosmos, un pequeño universo que se rige por las mismas leyes y principios que el cosmos que, a su vez, es un organismo viviente y en continuo movimiento.

Existe en la tradición china antigua una visión holística[3] de la existencia, es decir, una concepción integrada de todo lo existente, en la que los mismos principios y elementos sirven para hablar de medicina, filosofía, alimentación, sexualidad, arquitectura (feng shui), etc. De la misma manera, cuando se habla del ser humano, no se diferencia a la persona en partes totalmente separadas, como si no tuvieran nada que ver unas con otras, lo físico separado de lo mental, lo mental de lo emocional, etc., como hace la ciencia occidental. En el caso de la medicina, por ejemplo, uno va al oculista hoy día y sólo te mira los ojos, mientras que la medicina china te miraría a su vez el hígado, te preguntaría por la alimentación, emociones de rabia contenida, etc.

Las separaciones son útiles para el estudio específico de las diferentes partes, pero hay que tener en cuenta que “el mapa no es el territorio”, que los conceptos no son la realidad. Podemos separar al ser humano en diferentes partes, también los diferentes aspectos de la realidad, pero no sin remitirlo a unidad subyacente. Quizá uno de los grandes problemas actuales de nuestra civilización es que se ha perdido en su propio laberinto, sin poder encontrar el centro, sin poder ver el laberinto en su conjunto, siendo un árbol con bellas hojas artificiales de colores vistosos pero sin raíces. Estamos perdiendo nuestra conexión con la Vida, con nosotros mismos y la naturaleza. Estamos perdiendo la Unidad.

 Toda separación no es sino una ilusión de nuestra mente racional.

Esta concepción integradora y energética de la China antigua proviene principalmente del taoísmo, cuyos principios se mezclan con los de la medicina china y, posteriormente con otras corrientes como la budista, la confuciana, etc. Sin ánimo de extendernos más allá de lo necesario, nos centraremos básicamente en los principios básicos que después aparecerán en el tai ji quan y el qi gong.

En la cosmogonía y cosmología taoísta se dice que al principio de todo existía el Vacío, el Wu Chi. Wu, partícula negativa, que nosotros traducimos por “no” o “sin”; Chi, energía. Sin energía. De ahí surge un movimiento de creación y aparece  el Tai Ji , “la gran energía” o “supremo absoluto”.

En nuestra tradición tenemos la analogía de la nada que precede al Big Bang que crea el universo.

A partir de la interrelación entre el yin y el yang se manifiesta todo lo existente. Hay que tener en cuenta que no son entidades o fuerzas que existen por sí mismas, sino los símbolos a partir de los cuales se explica todo. El todo, que en los taoístas se llama Tao y que suele traducirse como “la Vía”, “el Camino”[4]

Etimológicamente, yin es el “lado sombrío de la montaña”, y yang el “lado soleado”. Transcurrido un tiempo, el lado yin se convierte en yang y viceversa, igual que el sol en su transcurso ilumina primero una parte de la montaña y después el otro. El Tao, por utilizar una imagen aproximada, sería el paisaje en su totalidad con sus cambios de tonalidades.

Yin y yang son dos conceptos opuestos pero complementarios, uno no puede estar sin el otro, el uno se transforma en el otro, son dos caras de la misma moneda. El equilibrio del Tao se mantiene a partir del movimiento constante de uno a otro. En nuestra forma cartesiana de pensar, distinguimos las polaridades como opuestas e irreconciliables, lo bueno separado de lo malo, lo bello de lo feo, el cuerpo de la mente, la parte del todo, etc. Para la concepción china esto es erróneo, pues no puede haber lo uno sin lo otro, además de que en un lado de la polaridad siempre encontramos la semilla de su opuesto: no hay algo totalmente bueno o malo, bello o feo, sino que todo contiene un poco de cada cosa, si bien hay predominancia de uno sobre el otro.

Por otro lado, no son conceptos estáticos, como tendemos a pensar desde nuestra perspectiva. La línea circular que hay en el centro del Diagrama del Tai Ji (el conocido y mal denominado símbolo del yin yang) hace referencia a este dinamismo. La vida es un fluir constante de la energía, un ir y venir de yin a yang, y de yang a yin, y el equilibrio se mantiene a partir de la interacción de los dos lados de la balanza. Si hay exceso de peso en un lado de la balanza ésta pierde su equilibrio.

Posteriormente estos conceptos pasaron a definir todo lo frío, húmedo, sombrío, interior, receptivo, femenino, bajo, etc. como yin; y todo lo caluroso, seco, luminoso, exterior, expansivo, masculino, alto, etc. como yang. Hoy dia se malinterpreta y simplifica bastante esto, cuando parece que digamos que los hombres como son yang son activos y las mujeres al ser yin son pasivas, por ejemplo. Hay yin y yang en todo lo existente, sino no habría equilibrio, si bien lo masculino se asocia a lo yang y lo femenino a lo yin. Todos tenemos, por ejemplo, una parte más yang en el exterior del cuerpo y otra más yin en el interior, unas entrañas que están más cerca de la superficie de la piel y por eso son yang en relación a los órganos yin, que están más adentro.

Lo yin y lo yang necesitan al otro para existir, y son relativos en función de a qué estemos haciendo referencia. La luz de la luna es yang en relación a la oscuridad de la noche, pero yin en relación a la luz solar. Una mujer de actitud abierta y expansiva puede tener un comportamiento más yang que un hombre que tiende a la timidez y al retraimiento.

La salud del cuerpo depende del equilibrio entre el yin y el yang, entre el frío y el calor, entre lo interior y lo exterior, etc. Los órganos pueden enfermar por exceso o por defecto tanto de uno como de otro, y su cura será buscar el equilibrio, disminuir el exceso y aumentar la carencia.

Uno de los principales beneficios de la práctica de estas artes es que equilibran el estado energético de la persona, lo que dificulta la aparición de enfermedades (medicina preventiva diríamos).

El yin y el yang en la práctica del tai ji quan:

El yin y el yang son los principios fundamentales en los que se basa la práctica del tai ji quan. El tai ji quan es en su origen un arte marcial: “Tai Ji” se representa, como ya se apuntó anteriormente, con lo que popularmente se conoce como símbolo del yin yang. «Quan» significa puño o boxeo, refiriéndose a su parte marcial (no a boxeo tal y como se entiende hoy día en occidente). Así quedaría como “Gran Energía en el Puño”, “Boxeo Supremo y Absoluto” o “El Puño del Tai Ji”: Arte marcial basado en el juego de fuerzas y energías yin y yang.

Para derrotar a un adversario el practicante de tai ji quan se basa en la dinámica entre el yin y el yang, vistos en este caso como fuerzas. Utilizar la energía del otro en su propio favor, buscando su desequilibrio y desestabilización, absorbiendo la energía del atacante y devolviéndola con más fuerza. Actualmente hablamos de tai ji (o tai chi) porque la parte marcial ha quedado en desuso (no se suele hablar de quan o chuan), y se utilizan los movimientos que antiguamente servían para la propia defensa y ataque en una serie de movimientos suaves y armónicos que favorecen la conexión de la mente con el cuerpo. Sin embargo, hay que tener en cuenta que esta parte más meditativa y relajada sería una práctica más de tipo yin, y hay quienes consideran que si esta práctica no va acompañada de una práctica más yang, más marcial, los beneficios del tai ji se reducen enormemente[5]. No podemos quedarnos en uno de los dos extremos de la polaridad.

Una de las visiones que distan bastante de nuestra forma de pensar, y que aparece en el ya mencionado Tao Te King, es la de que lo suave vence a lo duro, lo débil  a lo fuerte. Si esto lo llevamos a una filosofía y actitud ante la vida, que lo es, podríamos hablar de la importancia de la humildad y la no interferencia, como una sabia manera de adaptarnos a las circunstancias y no querer imponer una determinada manera de hacer, pensar o ser. El junco, flexible, puede resistir al doblarse vientos que hacen caer al fuerte roble.

 Lo blando y lo duro vencen a lo duro y lo fuerte[6]

 En nuestras técnicas de lucha y nuestra forma de practicar deporte y ejercitar nuestros músculos, nos olvidamos de que la fluidez es la que realmente puede sortear los obstáculos, igual que el agua del río sortea las piedras del camino. La rigidez, en el cuerpo y en la mente, limita bastante las posibilidades de adaptación y produce estancamiento. Como decía Bruce Lee (que, por cierto, fue un filósofo, además de un maestro de artes marciales) en una entrevista famosa que después sería recogida en un famoso anuncio en España:

 “Be water,  my friend”

Sé como el agua, que se adapta a la forma de la taza en la que es depositada.

En la práctica, el yin, circular, suele ser mucho más efectivo que la fuerza bruta de la línea recta, yang (si bien en ocasiones hace falta). ¿Qué pasa si dos fuerzas iguales chocan frente a frente? En la lucha, tendrás suerte si tu fuerza es mayor que la del contrario. Sin embargo, si envolvemos la linea recta con una espiral que la rodea, la primera no puede hacer nada. ¿Qué hace tan fuerte a la serpiente, a parte de su veneno?

Una de las leyendas sobre las que versa el origen del tai ji quan cuenta que Chang Sang Feng, en el s. XIV, lo creó tras observar la pelea entre una serpiente y una grulla, y cómo la serpiente derrotó a la grulla con sus movimientos circulares.

Otros casos en los que observamos la dinámica del yin y el yang es en la respiración: La inspiración es yin en relación a la espiración, yang. Sin embargo, al utilizar la respiración de botella o diafragmática, cuando inspiramos la barriga se llena, por lo que sería yang, y al espirar la vaciamos, por lo que sería yin. No obstante, generalmente  hablamos de que inspirar es yin y espirar es yang.

La forma de tai ji quan, sea del estilo que sea, suele empezar por la postura de wu chi, como si la forma fuera una expresión de la creación del universo. Es el momento antes de que empiece el movimiento, la dualidad del tai ji. Una vez iniciado el movimiento, la forma, estaremos en todo momento meciéndonos en el vaivén del yin y el yang. El peso puede servirnos de indicador, pues el vacío de peso, en este caso, sería el yin, y el lleno, el yang. En la forma del tai ji hay constante cambio de peso de una a otra pierna, pero no de forma brusca, sino paulatina, como el amanecer da paso a la luz solar después de la oscuridad de la noche. Es por eso por lo que algunos hablan del tai ji como la danza del yin y el yang.

Estilos de tai ji quan:

 Tanto el tai ji quan como algunos tipos de qi gong pertenecen al Wu Shu, es decir, artes marciales chinas (divididas en estilos internos y externos) . Se distinguen de otras artes marciales en que trabajan desde la energía, principalmente desde el Dan Tian (sobre el cual hablaremos más adelante).

Actualmente existen numerosos estilos de tai ji quan, siendo los más conocidos el Yang y el Chen, principalmente, así como el Sun, el Wu, el Zhao Bao, Hulei, Hao, Fu, etc. El nombre de estos estilos proviene del nombre de la familia o persona que lo creó. En China se pone primero el apellido y después el nombre, así cuando se habla de Chen o Yang nos estamos refiriendo a familias o linajes. Antiguamente los conocimientos de las artes marciales se transmitían de maestro a discípulo y generalmente entre personas del mismo linaje, no eran conocimientos que se enseñaran fácilmente. Este aura de secretismo en conocimientos altamente valorados (en épocas en las que no existían las armas de fuego) otorgaba prestigio y honor a la familia o al maestro.

Leyendas aparte, se dice que el primer estilo de tai ji quan fue creado por la familia Chen, en concreto por un campesino llamado Chen Bu, que vivía en el pueblo de Chenjiakou, provincia de Henan, en el s. XIV. Sin embargo, cuando realmente aparece el tai ji quan con ese nombre y con movimientos encadenados en formas o secuencias de movimientos (Lu) es con Chen Wanting (1600-1680), novena generación de la familia Chen.

El estilo Chen se caracteriza por la mezcla de movimientos vigorosos y suaves que en su trayectoria circular culminan a veces con auténticas manifestaciones de energía (fa jing).

El estilo Yang, el más popular y de los más practicados actualmente en China, fue creado por Yang Lu Chang (1799-1872), alumno de los Chen, quien modificó los movimentos aprendidos y dio lugar a este nuevo estilo, que entró en Beijing en el año 1852. Su nieto, Yang Cheng Fu (1883-1936) fue quien actualizó el estilo Yang original, eliminando los movimientos rápidos y bruscos para que pudieran ser practicados por niños y ancianos.

En el tai ji quan también se realizan, a parte de las formas de mano vacío, formas con espada, sable, abanico, palo, bastón, lanza, etc.

El Qi Gong:

Como hemos mencionado más arriba, el qi gong es mucho más antiguo que el tai ji quan. Los primeros escritos al respecto (si bien el qi gong no tenía este nombre) datan de la época del emperador amarillo, Qing Shi Huang Di, padre de lo que hoy día se conoce como China. Fue este emperador quien unificó gran parte de los territorios que antiguamente estaban separados en etnias con imperios propios. La muralla china es una expresión de sus conquistas. También fue quien unificó la moneda y la escritura china[7].

En el Nei Jing, la biblia de los acupuntores, se relatan las enseñanzas del médico Qi Bo al emperador amarillo, y ya se hace mención a una serie de ejercicios que, combinando la respiración, el movimiento y la mente, tienen efectos terapéuticos[8].

A grandes rasgos, decimos que el qi gong son ejercicios que trabajan a la persona desde una perspectiva global, basados en la medicina china. Aquí volvemos a ver los principios de yin y yang que sirvieron para explicar la creación y el equilibrio del universo, y que aparecían también como base del tai ji quan.

La traducción de qi o chi es energía vital, aliento vital, que equivaldría al prana de los hindús (prana-yama en el yoga es el trabajo con la respiración); gong o kung sería trabajo[9]. Qi gong sería, pues, “trabajo con la energía”. Dentro de la tradición china de la que estamos hablando, esto tiene una importancia capital, pues recordemos que básicamente tienen una concepción energética de la existencia. Así, de esta forma, un médico chino utilizaría para curar[10], además de hierbas, agujas de acupuntura, masaje o dieta, unos ejercicios para reequilibrar la energía del órgano afectado, a través de la estimulación del canal energético que le corresponde, por ejemplo. En el chi kung tenemos ejercicios para diferentes órganos, asociados a determinadas estaciones del año, emociones, etc. (en cada estación predomina un tipo de energía, el fuego por ejemplo, es la energía que predomina en verano, calor, y afecta al corazón, época de alegría, generalmente que, llevada al extremo, puede llegar a afectarlo. En invierno predomina la energía del agua, relacionada con los riñones, el miedo, la pereza, y en este caso lo que se tiene que prevenir es el exceso de frío en el riñón, etc.).

En China existen hospitales de chi kung con los que se tratan todo tipo de enfermedades, cáncer incluido.

Definir la energía es algo sumamente complejo y que suele escaparse al pretender entenderlo realmente (quizá porque no es algo que se pueda entender racionalmente). Hay quienes hablan de la energía como algo esotérico, incluso hay quienes la niegan. No hace falta ir muy lejos: el sol es la principal fuente de vida en nuestro planeta, sin su energía, sin su luz y su calor no existiríamos.

La física actual utiliza este mismo concepto cuando habla de partículas subatómicas (protones, neutrones, electrones) vibrando a diferentes frecuencias. E=m·v2 es la fórmula que le dio Einstein en la física relativista. Nos habla de masa por velocidad de la luz al cuadrado, esto es, y sin querer profundizar mucho, que la masa, la materia, es también energía (y viceversa). Cuanta más vibración, más luz; cuanta menos vibración, más densidad[11]. Igual que por las ondas por las que escuchamos los sonidos (compuestas, parece ser, por ondas y partículas), recibimos la señal en el móvil, en el televisor, etc. y están ahí aunque no las veamos, igual vivimos inmersos en un mar de energía, de partículas, que nos conectan a todos los seres vivos, ya sean humanos, animales, plantas, etc.

Como dice El Principito, “lo esencial es invisible a los ojos”.

Se dice que si tuviéramos unas gafas de visión subatómica no veríamos “cosas”, sino masas formadas por partículas vibrando a diferentes frecuencias. Somos energía, y el hecho de conectar o no con personas y lugares es algo literal.

Una de las características de estas partículas es que contienen información, por eso muchas veces se dan casos de telepatía, de acabar contagiándose del estado mental o emocional del otro, tristeza, alegría, de aprender de alguien que te enseña con su sola presencia… El sistema neuronal es, también, una compleja red eléctrica que intercambia una cantidad ingente de información a cada instante, y sin saberlo estamos en cada momento seleccionando, desechando, archivando, priorizando una información sobre otra, que es lo que al final acaba configurando el mapa conceptual y energético que tenemos del mundo. La realidad acaba convirtiéndose en una construcción mental, en la visión que tenemos de ella. La meditación, en este sentido, o la búsqueda del wei wu wei en el taoísmo (la acción de la no acción), es la de vaciar tu mente de ideas y proyecciones mentales para captar la vida tal cual es y vivir según su curso.

Uno de los objetivos del qi gong es aumentar el nivel de vibración energética, lo que equivale, por un maridaje entre conciencia y energía, a aumentar el nivel de conciencia. Primero por salud. Segundo para ir saliendo de nuestro reducido estado de conciencia, fundamentalmente yoico, e ir abarcando cada vez mas la totalidad: fundirse con el Tao o, en términos budistas, alcanzar la iluminación (Buda, además de otros significados, tiene el de Iluminado, el que ha alcanzado la luz). Energía como Luz y Conciencia. [12]. Alcanzar la sabiduría y salir de la ignorancia, fuente de todo nuestro sufrimiento.

Sin embargo, aunque este camino está abierto a todo el mundo, son sólo unos pocos los que deciden recorrerlo hasta el final, pues es una tarea ardua y de por vida. Nosotros, desde el punto en el que estamos, podemos ir trabajando de a poquito, disfrutando y pasándolo bien, e ir paulatinamente integrando los beneficios[13] que nos aporta en nuestra vida cotidiana, que son muchos.

Volviendo al tema del qi gong, y simplificando mucho, la tradición china suele distinguir diferentes tipos de energía: La energía del universo (galaxias, astros, estrellas, planetas, etc.), la energía de la Tierra (la de la naturaleza) y la energía del Hombre. Dentro de la tradición taoísta, y retomando de los principios del yin y el yang, hablaríamos a su vez de la energía yang, cálida, del Cielo, y de la energía yin, fría, de la Tierra. El Hombre sería un canal por el que circulan estas energías. De ahí la importancia de la conexión Cielo-Tierra a través de nuestro Canal Central (desde el perineo o hui yin hasta el bai (pronunciado pai) hui o coronilla, y viceversa) pues es el lugar por el que transitan. El Hombre es un mediador, un intermediario de energías que están más allá de sí mismo, y al conectar con ellas se eleva nuestro nivel vibratorio. Bastan 10 minutos de “abrazar el árbol” para sentirnos con las pilas cargadas, como si acabáramos de echarnos una siesta.

Siempre estamos hablando de energía, pero a la vez esta energía se manifiesta de formas diferentes. En el hombre, a su vez, se habla también de diferentes tipos de energía:

-la energía Yuan Qi, la energía esencial, la heredada de nuestros padres, que se alberga en los riñones. Se la llama energía prenatal, o del cielo anterior, pues es previa a nuestro nacimiento. Cuando esta energía se acaba, se produce la muerte. Generalmente se dice que esta energía se pierde a través de la eyaculación en los hombres (de ahí la importancia del yoga sexual o artes de alcoba taoístas, semejantes a lo que a veces se clasifica como tantra) y las mujeres con la menstruación. Hay trabajos de qi gong para fortalecer la energía del riñón y así ir reciclando la pérdida de esta energía.

-la energía Ying Qi, nutritiva, que es el producto de los alimentos digeridos, se extiende por todos los meridianos y circula junto a la sangre para alimentar todo el cuerpo.

-La energía Zong Qi, o de reunión, que es la resultante de la mezcla de la energía nutricional, la que proviene de los alimentos, y la de la respiración (el qi del cielo). El bazo envía el qi nutritivo al pulmón y allí se mezcla con la energía de la respiración. El pulmón y el corazón envían esta energía a todo el organismo. Se dice que el pulmón es el órgano que regula toda nuestra energía.

-Energía Wei Qi, defensiva, que fluye por las capas externas de nuestro cuerpo y lo protege de agresiones externas (frío, calor, humedad, virus, etc.). Regula la temperatura corporal, humedece y alimenta la piel (que depende del pulmón) y los músculos.

Hay libros donde estas energías en vez de ser cuatro se dividen en 5 e incluso en 6, y a veces se las llama de forma diferente. A veces uno se pierde cuando ve que las informaciones en uno y otro lugar no acaban de encajar del todo. No hay que desanimarse por ello, es uno de los precios a pagar por adentrarse en tradiciones tan ajenas a la nuestra.

Además de estos tipos de energía que fluyen por los meridianos de energía, semejante a como la sangre fluye por las venas, en la tradición taoísta se habla de tres centros de energía que albergan tres tipos de energía diferentes (Los denominados Tres Tesoros: Shen, energía espiritual, Qi, energía vital, Jing, energía esencial o seminal, que representarían la tríada Cielo-Hombre-Tierra). Es la versión china de los 7 centros energéticos que tiene el cuerpo para la tradición hindú. Estos centros se llaman Dan Tian (pronunciado tan tien), que viene a traducirse como “campo de cinabrio”, “caldero de cultivo”, etc. Hablar de esto en profundidad implicaría hacerlo de alquimia, no externa sino interna. En la alquimia externa el objetivo es transmutar materiales para hacerlos cada vez más puros. En la alquimia interna el objetivo es refinar la energía interna del cuerpo para hacerla pura y, de este modo, alcanzar la inmortalidad, la fusión con el Tao (transmutar la energía seminal en energía vital y ésta en energía espiritual).

En el primer Dantian, el Dantian inferior (aunque algunas escuelas dicen que este es el medio y sitúan al inferior en el perineo), es al que se alude en el qi gong cuando se habla de Dantian. Está situado detrás del ombligo, unos tres dedos por debajo. Se suele representar gráficamente como una olla o caldero sobre un fuego[14], pero una na imagen que nos puede ayudar en la práctica, al principio (después simplemente se siente), es verlo como un pequeño sol situado entre el ombligo y los riñones. En el qi gong tratamos de avivar este fuego para generar más energía. Aquí está situada la energía Jing, la esencia (primer tesoro). Es la energía heredada, la energía que tiene que ver también con lo sexual y lo terrenal.

En el proceso de transmutación, esta energía se convertirá en Qi (segundo tesoro), en energía más pura, la energía del Dantian medio, situado a la altura del chakra corazón. En este proceso se ha trascendido la energía más burda y conectamos con niveles más elevados de conciencia (no por casualidad está donde está: en el corazón, sede de la compasión).

Finalmente, la energía Qi se transmuta en Shen (tercer tesoro), espíritu, en el Dantian superior, que formará el embrión de luz inmortal que saldrá por la coronilla cuando el cuerpo físico llegue a su fin.

Todos tenemos estas energías, pero no las tenemos equilibradas ni trabajadas lo suficientemente. Es nuestra posibilidad de ascensión, igual que en el yoga la energía kundalini que está enroscada como una serpiente en los centros inferiores, debe ascender por el eje central para salir por el 7º chakra y conectar así con lo sagrado.

A medida que aumentamos el nivel energético, vibratorio, aumenta nuestra visión, nuestra conciencia del  mundo. Dejamos atrás un nivel de conciencia anclado meramente en lo terrenal, donde sólo importo yo y mis deseos, a un nivel que se va acercando más a lo celeste, a la totalidad o, si se quiere, a lo divino. No se trata tanto de eliminar el ego como de expandir la conciencia.

Todo esto puede parecer ciencia ficción desde el punto de vista de la mente racional propia de occidente pero, por un lado, la intención de este escrito era ver de dónde provienen estas artes, y esto es parte importante de su contexto y, por otro, con la práctica y los años, pueden llegar a sentirse, o ver en otros, cosas que hacen creer que hay algo de cierto en todo esto (y en este caso hablo como un occidental más).

Retomando la cuestión de los principios, en el qi gong se trabaja mucho con el principio del Wu Xing, los cinco movimientos, que aquí se ha traducido erróneamente por cinco elementos. Junto a la dualidad yin yang, los 5 movimientos son los principios más importantes de la medicina tradicional china, siempre hablando de forma general y sin pretender profundizar en demasía. En la tradición indoeuropea, así como para los indios de la América precolombina, los elementos eran cuatro: tierra, agua, fuego y aire (los dos primeros relacionados más con lo femenino y los dos últimos más con lo masculino). Algunos hablaban también de un quinto, el éter. Sin embargo, para los chinos no son elementos, son fases a través de las cuales se pasa del yin al yang y viceversa. Son momentos cambiantes, pues es algo dinámico. Pero no es un cambio brusco, sino un proceso, no se pasa de la medianoche al mediodía de golpe, tampoco del invierno al verano, sino que entre uno y otro hay un cambio gradual, progresivo.

Hablar de elemento implica cierto estatismo, igual que halar de estaciones del año (cuando aparcamos el coche lo estacion-amos, lo detenemos en un lugar). No es un juicio valorativo, es establecer una diferencia para captarlo mejor. Mejor que hablar de elementos, decimos  movimientos, y son cinco: tierra, metal, agua, madera y fuego. El aire en la tradición china se engloba en el concepto de qi, que está en todas partes. Estos 5 “elementos” se corresponden con los cinco órganos principales (bazo-páncreas, pulmón, riñón, hígado y corazón) y sus entrañas respectivas (estómago, intestino grueso, vejiga, vesícula biliar e intestino delgado), así como con estaciones (centro, otoño, invierno, primavera y verano), emociones (preocupación, tristeza, miedo, ira, alegría), sabores, olores, colores, etc[15]. Es un universo en el que todo está relacionado con todo. Y, una vez más, en constante movimiento.

Se puede trabajar el qi gong desde la perspectiva de estas cinco fases, y así enfocarnos más en el elemento agua en invierno y trabajar el riñón y sus emociones asociadas de miedo y pereza, por ejemplo.

Tipos de qi gong:

Actualmente se dice que existen miles de tipos de qi gong, pues hay que tener en cuenta que es un conjunto de ejercicios que se han ido desarrollando a lo largo de muchos siglos y en puntos muy dispares de la geografía de lo que hoy se conoce como China. Antiguamente se clasificaba el qi gong en diferentes escuelas. Así, existía la escuela Médica, más orientada a prevenir y tratar enfermedades; la Taoísta, que buscaba alcanzar la inmortalidad, hacerse uno con el Tao, a través del proceso alquímico mencionado más arriba; la Budista, con vistas a alcanzar la Iluminación; la Confuciana, cuyo objetivo era mejorar la virtud del individuo y así favorecer a la armonía social; y la Marcial, más vinculada a las artes marciales (Wu Shu), que pretende aumentar la vitalidad y fortalecer el cuerpo físico.

Más allá de estas clasificaciones, sin embargo, todos los tipos de qi gong buscan cultivar la mente y la energía. Actualmente se suele dividir el qi gong en dos tipos:

El Wei kung, o trabajo externo, cuyo objetivo es fortalecer los músculos y tendones del cuerpo, abrir los pasos de la energía para que ésta fluya libremente, etc. Es un trabajo más de tipo físico, fortalecer la estructura para después poder hacer:

El Nei kung, o trabajo interno, más meditativo e interno, donde se incide más en el proceso alquímico de transmutación y refinamiento de la energía.

También puede hablarse de qi gong estático y dinámico. En este caso, el primero trataría de generar qi mientras que el otro, más cerca de lo que hoy se conoce tai ji, lo movería por los canales energéticos.

Podría hablarse mucho más de lo que busca cada escuela y de otras muchas clasificaciones posibles[16]. Además, estas clasificaciones muchas veces pierden de vista el hecho de que todos los qi gong pueden a la vez ser tanto internos como externos, si bien predomina uno sobre otro, así como pueden ser terapéuticos ejercicios enfocados a lo marcial y viceversa. Nos encontraríamos, una vez más, con los principios yin y yang, en donde lo interno y lo externo son dos caras de la misma moneda.  Lo importante para nosotros, en este sentido, no es tanto el saber intelectualmente qué tipos de qi gong estamos haciendo como sentir los efectos que producen en nosotros.

RESUMEN

Resumiendo, el tai ji quan es un arte marcial que utiliza el qi que previamente se ha generado a través del trabajo con el qi gong. En el tai ji que se practica actualmente se suele olvidar su parte marcial (además de su parte interna, energética, muchas veces), que es la que da sentido a que los movimientos sean de una manera y no de otra. Hoy día se dice que con el qi gong generamos energía y con el tai ji la movemos y repartimos por el cuerpo. Son dos caras de la misma moneda, una más interior (el qi gong) y otra más exterior (el tai ji), si bien hay quien practica uno pero no el otro (generalmente se dice que es posible-en el sentido de recomendable- practicar qi gong sin practicar tai ji pero no al revés).

El objetivo principal es equilibrar nuestra energía, ya sea en relación con las diferentes partes de nosotros mismos (mente, cuerpo, emociones) como con el entorno. Si hay equilibrio hay salud. En ese estado se dificulta enormemente la aparición de la enfermedades, y se soportan mejor si aparecen. El objetivo último es alcanzar la Iluminación.

En el tai ji quan uno de los objetivos principales es saber defenderse de los ataques de un supuesto atacante (en el contexto en el que nació esto tenía mucha más importancia que para nosotros en la actualidad).

En la actualidad ambos son perfectos ejercicios de autoconciencia a través de la relación que se establece entre el cuerpo, la mente, la respiración y la energía.

Pero, más allá de esto el tai ji quan y el qi gong forman parte de una filosofía de la vida, que nos habla de equilibrio, armonía, flexibilidad, fluidez junto con enraizamiento; de espontaneidad, de no aferramiento, de cambio constante, de vivir con serenidad y sabiduría, de saberse parte de una Unidad que es la Vida, y que poco a poco, muy poco a poco, va entrando en nosotros a medida que vamos familiarizándonos con la práctica. La práctica, realizada con paciencia y honestidad, te va transformando: “Paciencia y constancia, las armas del guerrero”.

Sin embargo, conviene no forzar y practicar demasiado fuerte al principio, pues podemos cansarnos en seguida. Sin prisa pero sin pausa, como dice el refrán. Tampoco se trata de idealizar este mundo y minusvalorar el nuestro. Es más un aprender de lo diferente, que a veces es la mejor manera de conocernos a nosotros mismos.

NOTAS


[1] Por razones de traducción del chino al pinyin (que es el sistema en el que los caracteres chinos se transcriben con la fonética latina), técnicamente tendríamos que escribir tai ji quan (o tai ji) o qi gong, si bien la pronunciación es casi exacta para el español cuando decimos chi kung o tai chi chuan (o tai chi).

[2] Requena, Yves. Qi Gong. Gimnasia china para la salud y la longevidad. La Liebre de Marzo, Barcelona, 2002, pág. 13.

[3] Del griego, holos, todo. Holístico sería, pues, una visión totalizadora (que no totalitaria!), integradora.

[4] Si bien, “el Tao que puede ser nombrado no es el Tao absoluto”, como dice Lao Tse en el Tao Te King– texto fundacional del taoismo- pues es algo que no se puede captar mediante el razonamiento o el lenguaje. Es algo que está más allá de nuestra comprensión o captación, y no se refiere tampoco a un Dios que está más allá. Aprovecho este comentario para recomendar esta verdadera obra maestra de la civilización universal y ver qué le sugiere a cada uno.

[5] Wong Kiev Kit en su libro El arte del tai chi chuan (pág. 133)  dice que si  nos quedamos con el tai chi sin su parte marcial los beneficios terapéuticos se reducen a un mísero 4% de su potencial real.

[6] Tao Te King, 36.

[7] Actualmente existen numerosas etnias con dialectos distintos del chino mandarín, o idioma de los han (de la etnia han), que es el oficial y el más hablado en China y en el  mundo. Si bien dos personas que hablan dialectos diferentes en China no se entienden cuando hablan, sí que mantienen una misma escritura en común.

[8] Requena, Y. (ibid),  p.13. Hay quienes datan este libro entre el siglo I a. C y el I d. C.

[9] Kung sería el carácter que encontraríamos en Kung Fu, literalmente “trabajo bien hecho”.Antes se decía de un maestro que tenía un buen kung fu (o gong fu) cuando era muy bueno, practicara el arte que practicara. Después se redujo el nombre al arte marcial que hoy le da nombre. Confucio es la forma latina que se le dio a Kung Fu Tse, “maestro muy bueno”. Tse: maestro, igual que en Lao Tse, “Viejo Maestro”.

[10] Antiguamente se dice que en China la familia pagaba al médico para que mantuviera la salud y dejaban de pagarle cuando alguien se ponía enfermo. Cuán lejos de la industria farmacéutica, que necesita personas enfermas para su buena salud económica.

[11] Este tema es tan interesante como complejo de entender. Quien quiera profundizar en el tema, es muy bueno el libro de Fritjof. Capra, El Tao de la Física, en el que se comparan y acercan las sabidurías orientales a la física actual

[12] Y, sin ánimo de irme demasiado por las ramas, Platón en su mito de la caverna, habla del hombre que se ha liberado de las cadenas y ha logrado salir de la cueva, como aquél que ha visto el sol. Es la imagen del sabio relacionado con la luz que hay en tantas y tantas tradiciones de sabiduría.

[13] Los beneficios son tales que en China existían (no sé si queda alguno en la actualidad) hospitales de qi gong con los que se han llegado a realizar curaciones de cáncer!

[14] De hecho, el ideograma para “qi” consta de dos partes: por un lado, arroz, por otro el vapor que sale al cocerlo.

[15] Para entender  un poco esta red de conocimientos recomiendo ojear algún libro de medicina china en el que se explique todo esto con más detalle

[16] Para ahondar en el tema, véase por ejemplo: Requena, Y., Qi Gong, Gimnasia china para la salud y la longevidad, Liebre de Marzo.

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