¿Por qué el tiempo parece ir más despacio en la infancia y más rápido conforme envejecemos? ¿Por qué en ocasiones el tiempo parece detenerse y en otras pasa tan rápido que ni nos damos cuenta?
Para adentrarse en estas cuestiones y ver hasta qué punto y de qué maneras podemos influir en ellas, quisiera recomendar un libro: Creando el Tiempo, de Steve Taylor.
En el Apéndice I del mismo, resume su tesis del siguiente modo:
«Las leyes del tiempo psicológico
- El tiempo se acelera conforme envejecemos.
- El tiempo discurre más despacio cuando nos exponemos a nuevas experiencias y entornos.
- El tiempo pasa más rápido en estados de absorción.
- El tiempo pasa más lento en estados de no-absorción.
- El tiempo pasa despacio o se detiene completamente en las situaciones en las que la “mente consciente”-nuestro ego habitual- está en suspenso.
Los dos factores relativos del tiempo psicológico
- La velocidad del tiempo es relativa a la cantidad de información que absorbemos y procesamos. A mayor información, más lento es el paso del tiempo.
- La velocidad del tiempo depende del grado de fortaleza y separación de nuestro ego. A más debilidad de dicha estructura- como, por ejemplo, durante la infancia, las experiencias en la Zona o los estados superiores de conciencia-, más despacio discurre el tiempo.»